
Un día tras el otro
es simplemente un día
que fue igual a otro
y no tiene nada distinto
de los días en que viví hasta aquí.
¿Será esta mí misión?
ver la alegría de pocos,
sin al menos poder reír
o ver la tragedia de la vida
sin poder intervenir.
Cierro los ojos para el inevitable
e intento mudar las cosas
sin salir del lugar.
El día pasa
y sin notarme estoy muriendo
y quieren decirme
que estoy viviendo,
tengo las llaves para cambiar el mundo,
pero no tengo manos para agarrarla,
si el mundo tuviera sentido,
seguramente, yo no tendría existido.
Fábio Zündler
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